La celebración de recuerdos compartidos entre Siddhartha y todos nosotros

Por: Amaury Berdejo

La carrera musical de Siddhartha ha subido peldaño por peldaño y hoy estamos en uno de los puntos más altos de esa escalera. Es uno de los músicos más queridos del país y parte de eso es que muchos hemos visto su crecimiento, ha sonorizado recuerdos y vivencias de al menos un par de generaciones y a riesgo de sonar redundante (o poniéndolo en otro enfoque), es el tipo de músico con el que tú también «has crecido».

El Palacio de los Deportes fue el lugar donde durante dos noches (septiembre 1 y 2), Siddhartha convocó a sus seguidores para cantar juntos las canciones que han construido su carrera, pasando por diversas etapas y aportando al soundtrack en la vida de miles de personas.

La velada del 2 de septiembre comenzó con temas más recientes: No es Antes ni Después, 80 Días y Película (Cap. 3), encendieron los ánimos de la audiencia que claramente conocía todas las palabras de cada canción. Son el tipo de melodías y letras con las que te identificas cada vez más al escucharlas en repetición con el paso del tiempo.

Ser Parte, Infinitos, Fuma y Cardúmenes siguieron contado una a una las historias escritas por Jorge Siddhartha González Ibarra, músico tapatío que abanderado en el rock indie decidió perseguir su sueño como solista y encontró un nicho de escuchas que lo pronto lo ubicaron y lo ayudaron a crecer.

Se ganó su lugar en la escena musical, sin embargo fue hasta la pandemia donde hubo un punto de inflexión para dar el gran salto. Cuando el estreno del disco Memoria Futuro sucedió en 2019, pocos se imaginaban el tipo de fuerza y empuje que la grabación tendría en los días de confinamiento: el material cobró relevancia con cada una de las canciones, publicadas en secuencia una a una y con sus respectivos videos.

Cuando los shows en vivo regresaron tímidamente en forma de auto-conciertos y posteriormente en congregaciones más grandes para finalmente regresar a su tamaño original, los fanáticos de Siddhartha claramente se habían multiplicado, con llenos totales y foros cada vez más grandes. Atrás quedaban las presentaciones de la banda que con trabajos llenaban el Teatro Metropolitan, ahora el músico se estrenaba en escenarios como el Auditorio Nacional, prácticamente todos los festivales del país buscaban su participación y ahora El Palacio de los Deportes, con dos noches vendidas al 100%, se sintió como la cereza en el pastel después de el esfuerzo y la tenacidad de los años pasados.

Estos recuerdos resonaban en la memoria de los fans (o al menos de este reportero) mientras la noche continuó con canciones como Buscándote, Náufrago, Bacalar y A la Distancia: verdaderos hits del rock indie mexicano ya consolidados como himnos para las miles de almas ahí presentes.

Antes de su primer encore, las canciones Me Hace Falta (Cap. 2), Paraíso Lunar, Tarde, Algún Día (Cap. 1) y Loco realmente fueron momentos de éxtasis para la audiencia plenamente entregada.

Posteriormente se apagaron las luces y tras unos minutos de suspenso, Siddhartha reapareció en un mini escenario armado junto a la consola de audio, a unos centímetros de sus fans. Mostrando sus habilidades como instrumentista, interpretó La ciudad (Cap. 6) en versión acústica, La Caja y el Poema tocando el piano y Control tocando la batería, una muestra de lo completo que es su rango de instrumentos.

Finalmente y para cerrar la noche, el artista reapareció en el escenario principal acompañado del Mariachi Águila de México, con quienes interpretó 00:00 y Únicos, coreadas por todo el Palacio de los Deportes.

Sin duda una noche de celebración para los fans y sobre todo para el tapatío, quien se percibió contento, cobijado, con un buen rango de tiempo para desarrollar su show y los elementos suficientes para dar un verdadero espectáculo: «lucirse» para dar gusto a todos los que asistimos a verlo, en lo que hasta el momento parece ser el punto más alto de su carrera.