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Por Ángel Santillán

La espera para el nuevo álbum de estudio de Bon Iver, vaya que fue larga.

Después de cinco años de su aclamado largometraje homónimo, con el que inclusive lograron el Grammy por Mejor Álbum de Música Alternativa, entre otras nominaciones importantes, la banda de Wisconsin liderada por Justin Vernon por fin nos trajo cosas nuevas a nuestros oídos.

22, A Million lleva por nombre ésta genialidad. Porque si, de una vez se los adelanto; escuchar 22, A Million es un deleite.

Éste es un álbum totalmente alejado a sus dos antecesores (For Emma, Forever Ago y Bon Iver). El folk que era el común denominador en la creación de la música por Justin Vernon, pasó a segundo término. Practicante desapareció.

22, A Million se volvió una creación enteramente experimental. Cambiando las guitarras y pianos suaves y melódicos por cajas de ritmos, sintetizadores y programaciones de audio, así como también sampleos de canciones pasadas.

El efecto es escuchado de inmediato cuando “22 (OVER SooN)” aparece de apertura ante un «It Might Be Over Soon» programado, y la voz de Vernon se escucha entre alarmas igualmente programadas. Un track espectacular a pesar de su simpleza, que deja como referencia los años en que Justin Vernon ha colaborado con Kanye West y la admiración hacia el álbum Yeezzus del polémico rapero.

 “10 d E A T h b R E a s T” es el segundo track (así están escritos los nombres. Créanme) en sacudir las bocinas, dejándose llevar por sampleos y una tremenda lírica. Probablemente la mejor canción del 22, A Million sin demeritar ninguna de las otras canciones en éste álbum.

Otra referencia clara de Justin Vernon hacia Kanye West, es en “715 – CREEKS”, donde su voz es nuevamente poseída por el auto-tune en un a capella con letra netamente melancólica.

El primer sencillo da su aparición. “33 «GOD» sigue llevando por buen camino el 22, A Million a base de cajas de ritmo, pianos e inclusive baterías.

“29 #Strafford APTS“ y “666” son lo más semejante a los trabajos anteriores de Bon Iver. El folk es parte de estas canciones, así como tal melancolía en sus letras; la primera mencionada siendo una joya de canción que también podría ser nombrada como la mejor del álbum. Y la segunda es llevada con guitarras intermitentes y batería un tanto jazz.

Un momento ambiental y de tranquilidad se vive con “21 MOON WATER” por poco más de dos minutos, para seguir con “8 (circle)”, otros de los primeros sencillos que se dio a conocer de Bon Iver y que continúa con esa inmensa paz, ahora con el acogedor canto de Justin Vernon y su letra un tanto religiosa que es amenizada por sax que intermedian en la canción.

Sad Sax of Shiet, como se lee en la descripción del vídeo oficial con lírica, lideran en “___45___”. Saxofones distorsionados que hacen conmovedora esta pieza.

El álbum cierra con “00000 Million”. Otra canción dominada por ese folk nostálgico empleado por Bon Iver en su pasado. Una canción que cierra un ciclo de la banda y que da comienzo a otro.

En general es un cambio, pero no uno tan abrupto como parece, ya que lo que se escucha en 22, A Million es fenomenal. Quizá hasta podría a llegar a ser lo mejor del año. No lo sabemos aún ya que faltan algunos exponentes por tratarnos de sorprender, pero de que está entre lo mejor, lo está. Eso es definitivo.

Calificación: 4 Estrellas

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