Por Oscar Sánchez
@El_Voice
Fotos: Cortesía/Lulú Urdapilleta
El día sería pasado por agua, la Carpa Astros se preparaba para recibir a una mítica banda, algunos mohawk´s ya se asomaban desde el metro Villa de Cortés, lejos ha quedado ese tiempo donde el punk era más que algunos fajos de billetes en la cartera, lejos.
El entusiasmo se vestía de negro y playeras, sudaderas, gorras y morras con estampados de The Adicts. Chicas guapas y otros tantos ñeros, se reunían en torno a una celebración, el ser, el devenir, el punk, ése que de alguna manera sigue rolando.
Tres años han pasado desde la última presentación de los ingleses, algo tienen con México, les prende la cola, le encanta, nos encantan…esa emoción era reciproca, pues ellos y nosotros celebraríamos 40 años de carrera musical, la casa sería destrozada.
Después de topar a los cuates y otros entremeses musicales; ya se respiraba una energía más densa, más loca, más desafiante. Y se demostró cuando de la nada, la banda se paró sobre el escenario. El público perdía los estribos, saltos, manotazos, y gritos; con cada golpe millones de neuronas desaparecían y la adrenalina explotaba.
‘¡Adicts!’ ‘¡Adicts!’ ‘¡Adicts!’, era lo único que la banda sabía pronunciar, fue entonces cuando la luz hizo mutis y comenzaron a sonar los acordes de Funeral of Queen Mary (el intro de La Naranja Mecanica), ¡eso era todo!, la banda se desataba.
Pete “Pete Dee” Davison en la guitarra principal, Michael “Kid Dee” Davison en la batería, John “Scruff” Ellis en la guitarra rítmica y Dave Menza en el bajo. El escenario se llenó de neblina y escondido detrás de una gran capa roja, con pasos sigilosos apareció Monkey.
Los fans comenzaron a corear y Joker in the pack entro directo a la cabeza, como el golpe que te prende, el público se descontroló bailando y cantando fuertemente los coros de la canción. Sin permitirnos tomar aire, Kid Dee gritó Let’s go Let’s go y verga, el slam se tornó imparable – pocas veces se logra un tornado de esta magnitud – casi todo el recinto bailaba al ritmo de Monkey y compañía. ¡Carajo!
Fiesta, fiesta, fiesta, desde el primer segundo en que la banda hizo sonar sus instrumentos, el confeti, las burbujas y las serpentinas salían sin cesar. ¿punk?, quizá… un punk muy enfermo, típico de The Adicts.
La década de los setentas estaba encerrada en la Carpa Astros. Entre cigarros, cerveza y baile, el concierto fue transcurriendo con éxitos como, Easy way out, Chinese takeaway, Steamroller, Bad boy...
El éxtasis llego en la última parte del concierto, cuando Monkey saco una bandera mexicana y la extendió al público para agradecer su entrega hacia cada una de las canciones. Los aplausos sonaron hasta que fueron interrumpidos por un gran grito que decía Viva la revolución.
Para finalizar el concierto la banda concluyó con el himno You´ll Never Walk Alone, donde se logró observar que todo el público guardó sus ultimas fuerzas para esta última pieza, pues se sentían más vivos que al principio.
Quizá el punk ya no es lo que fue, ya no está más en la clandestinidad, ya no se fuma en las calles solitarias, pero lo que sí es verdad es que el punk sigue sonando igual, como cuando se escondía de la vida…