Por: Ariel Rodríguez “Brit”

La noche de ayer, a los 91 años de edad, falleció Hugh Hefner, conocido mundialmente por ser el fundador y editor de la revista Playboy.

La noticia se esparció rápidamente a través de las redes sociales y en cuestión de minutos aparecieron “memes” y frases acerca de la muerte de “Hef”, algunos mostrando su tristeza y otros consignando al viejo “playboy” por haber fundado un emporio en el que se cosificó a la mujer.

Hablar Hugh Hefner resulta difícil para algunos, la marca del “conejito” será ligada a su nombre, lo mismo que el pensar en mujeres hermosas a su lado y la connotación sexual que eso conlleva.

Sin embargo, hablar de Hugh podría ser un tema sumamente interesante en muchos aspectos; si bien fue un tipo extravagante y que vivió como se le antojó, también fue un empresario muy exitoso, alguien que pudo vender sus ideas y con ellas generar una revolución.

Le mostró al mundo una nueva forma de presentar el erotismo, en mi punto de vista creo que logró darle a la sexualidad humana un toque diferente, alejado de revistas clandestinas y de mala calidad.

Pocos hablan de su lucha a favor de los derechos sexuales, cabe recordar la imagen del “conejito” pintada de arcoíris en pro de la libertad de cada individuo a ejercer su preferencia sexual.

De igual forma apoyo la igualdad racial, defendió el discurso de activistas como Martin Luther King o Malcom X, y siempre estuvo de acuerdo con aquellos que defendían ideas pacifistas.

Parece muy trillada la frase “yo la compro por los artículos”, pero aunque no crean aquellos que nunca han tenido un ejemplar en sus manos, la revista consta de eso, cabe recordar que gente como Truman Capote, Gabriel García Márquez o Vladimir Nabokov publicaron algunos relatos dentro de sus páginas. La novela Fahrenheit 451 de Ray Bradbury vio la luz en entregas dentro de la revista.

Ahora que murió Hugh Hefner, me parece momento de recordar todo lo bueno que hubo tras de él, ese filántropo, amante del cine, impulsor de la libertad sexual, al empresario que se atrevió a convertir una visión en un emporio.

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