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Por Erika Mo
Fotos Diego Hurtado

“Este no será un concierto como todos, será una charla entre amigos” fueron las palabras con las que Cano, una de las dos voces y líder de la banda, saludó a los cientos de seguidores (en su mayoría treintañeros) que asistieron la noche del viernes al, cada vez más conocido,  recinto de Tlalpan para disfrutar un disco que, como constantemente mencionó el mismo Cano, rompió fronteras y llegó a escucharse en distintas partes del mundo.

Después de dos horas de espera y sendas presentaciones musicales, Matvs y La Sonora Power Band (banda conformada por ex integrantes de la Sonora Skandalera), pasadas las 22 hrs. la esperada presencia de El Gran Silencio por fin llegó. Los fans que se dieron cita gritaban emocionados al reencontrarse con la banda regiomontana después de un tiempo de ausencia en la Ciudad de México pero sobre todo, por escuchar todas las canciones del Libres y locos, disco representativo del rock mexicano de finales del siglo XX.

Con riguroso orden, interpretaron cada una de las melodías que conforman el disco citado, por supuesto con su respectiva anécdota. La primera fue Guacharaca scratch, título que alude a la guacharaca que no encontraron durante la estancia que pasó la banda en los Estados Unidos por la grabación del Libres y locos, todos bailamos de inmediato. Siguió la famosísima Duerme soñando, Perdido y la cruel pero muy realista Decadencia, Cano recordó que el primer video que El Gran Silencio realizó, fue justamente el de esta canción, por cierto, la grabación fue en Nuevo León, pese a las presiones de la disquera por hacerlo en la Ciudad de México, antes DF.

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La bellísima Contrareloj (muy pocas veces interpretada) y Con sangre del norte fueron muy bien recibidas, pero cuando llegó el momento de No sabemos amar, el canto unísono de todos los presentes retumbó. El baile siguió a tope con una de las canciones que más representan a la banda y a su lugar de origen: Mitote, rola que hace referencia a la identidad, usos, costumbres y vida cotidiana de los pobladores de Nuevo León, definitivamente de las predilectas de la banda.

El cierre del Libres y locos llegó con una “peculiar” melodía de amor, Rehilete. La sucedieron Piporro’s taconazo, “si la Maldita {vecindad} tiene a Tin Tan, nosotros por qué no podemos tener a Piporro” comentó Cano, cerraron con Creaturas de luz, Tonta canción de amor Nº 2, Columpio el peculiar huapango Libres y locos,  y el bonus track intitulado.

Contrario a lo que varios asistentes esperábamos (que únicamente tocarán la primera producción de la banda como sucedió en Diciembre pasado en Nuevo León), El Gran Silencio alargó la “charla entre cuates” e interpretó otras canciones representativas como Cumbia poder (canción que Tony compuso para Celso Piña hace ya más de una década), un par de tontas canciones, pero con Super riddim internacional y Cumbia lunera, el baile estaba en su punto.

Improvisadamente, tocaron la inesperada pero muy agradecida Veo en ti, incluida en su segunda producción Chúntaros radio poder, la cual tiene otros éxitos más como El chúntaro style y El círculo del sol, con las que terminaron la velada después de dos horas y media de energía, anécdotas, nostalgia y recuerdos, muchos recuerdos. La Carpa Astros fue el lugar perfecto para un reencuentro tan emotivo como el vivido la noche del viernes; Campa, Cano y Tony, (aún se resiente la salida del güero Ezequiel, el ex baterista) demostraron que esa esencia que los identifica desde hace 18 años no ha cambiado del todo y muy seguramente perdurará otros tantos años más.

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