Por: Óscar Quintero
Algunas bandas hacen música. Otras crean atmósferas. Pero hay unas pocas, muy pocas, que construyen mundos. Sigur Rós, la agrupación islandesa que convirtió el lenguaje inventado y las emociones puras en su firma artística, regresa a la Ciudad de México para ofrecer una de las experiencias más sublimes que puede vivirse sobre un escenario: un concierto con orquesta completa en el Auditorio Nacional, el próximo 25 de noviembre.
Este regreso forma parte de su ambiciosa gira norteamericana, en la que el grupo une fuerzas con orquestas locales bajo la dirección de Robert Ames, dando vida a su más reciente obra maestra: ÁTTA, un disco donde la melancolía se entrelaza con lo sinfónico para alcanzar alturas tan majestuosas como íntimas.
El arte de decirlo todo, sin decir nada
Desde hace más de dos décadas, Sigur Rós ha tejido una narrativa musical que desafía las estructuras convencionales. Su música no solo se escucha, se respira. Se siente. Con letras en islandés, inglés o “hopelandés” —su enigmático lenguaje inventado—, las canciones del grupo se convierten en himnos de lo indescriptible, en puentes hacia emociones que no caben en ningún idioma.
En esta gira, esos sentimientos se amplifican gracias al respaldo de una orquesta sinfónica que transforma cada nota en una ola expansiva de belleza. “Andvari”, una de las joyas del álbum Takk…, ha sido reimaginada en una versión en vivo con el Elja Ensemble en Reikiavik, y sirve como adelanto sonoro y visual de lo que veremos en esta gira: un Sigur Rós más etéreo, más intenso, más vivo.
Una cita con lo sublime
Ver a Sigur Rós en vivo no es solo asistir a un concierto: es una experiencia espiritual, una inmersión en la belleza. Así lo describió The Dallas Observer, que comparó sus presentaciones con “una articulación de belleza casi incomprensible”; mientras que NPR calificó a ÁTTA como “el álbum más majestuoso e íntimo” de su carrera.
Este 25 de noviembre, en el corazón de la Ciudad de México, el Auditorio Nacional se transformará en un templo sonoro. No habrá efectos grandilocuentes ni coreografías ensayadas: solo una orquesta, tres músicos islandeses y una atmósfera que, durante unas horas, nos hará olvidar el mundo.
Loa boletos ya se encuentran a la venta, quienes han visto a Sigur Rós en directo, saben que no hay tiempo que perder: los boletos desaparecen tan rápido como las palabras cuando Jónsi canta.
No faltes. No lo veas en video. No te lo cuenten. Vívelo.