Por: Maggs Granados
OCESA / Liliana Estrada
Cuando viajas en metro para llegar al Auditorio Nacional en un 31 de octubre, la mayoría de las personas con las que te cruzas portan disfraces de Halloween, cuál sería mi grata sorpresa de ver tanta gente ataviada como catrines y catrinas según lo sugiriera la misma Lila Downs en sus redes sociales, para su noche especial de celebración de la vida y la muerte.
Los encargados de calentar motores aquella noche de jueves fueron “Costa Mía”, orgullosa orquesta de música tradicional de la costa oaxaqueña, quienes llenaron de precioso folklore y ánimo el recinto. Un verdadero deleite al oído en manos y voces de jóvenes mexicanos.
Es indispensable resaltar que el escenario del Auditorio lucía precioso con la hermosa ofrenda y guirnaldas a cargo “Gala de Tacubaya”, hecha de totomoxtle y cempasúchil, donde se albergaban, entre otras, la foto de Paul Cohen, difunto esposo de Lila y del acordeonista Celso Piña.
Sería cerca de las 8:40 pm que aparecería la señora Lila Downs sobre el escenario, del lado izquierdo (viendo de frente) y en la parte más alta de la ofrenda entonando Tirineni Tsïtsïki canto en purépecha, inspirado en la flor de cempasúchil que engalanó la noche y dio inicio a una celebración que sólo México posee.
Ataviada con un nuevo vestuario color rosa mexicano, aparece Lila al centro del escenario para interpretar Mandimbo, pieza que es acompañada por la increíble danza del Ballet Folklórico “Hüexoapan” del Maestro huichapanense, Manuel Rubio. “Así como celebramos con un ritual del mezcal y del mole, de las flores, de las hojas de totomoxtle que vemos aquí encendidas, alegrando nuestros espíritus… y así también con la tristeza un poco de recordar a los difuntos, pero también nos encanta celebrar la vida y la muerte, porque así ellos quedan dentro de nosotros para siempre, por eso también en México para celebrar a los difuntos, se baila cumbia” serían las palabras previas a La Campanera, para felicidad de todos los ahí presentes, quienes con o sin pareja, abrieron oficialmente la pista de baile que se improvisó en los pasillos del Auditorio.
Conjuro y La Martiniana sonarían también, entre recuerdos de presentaciones pasadas y agradecimientos para las mujeres del istmo, exaltando en todo momento el valor de nuestras raíces, costumbres y tradiciones y acompañada en todo momento por el Ballet Folklórico de Hüexoapan, quienes portaron con distinción cada traje típico y cómo no mencionar a la estupenda banda que acompañó a Lila esta mágica noche La Misteriosa, quienes por unos minutos demostraron su talento mientras se veía venir un cambio más de vestuario.
Vistiendo de negro y dorado, Lila Dows regresaría una vez más al escenario para cantar Son de Difuntos,
canción que daría paso a una preciosa versión de Urge de Vicente Fernández, para complementar el bloque
con Fuiste Feliz.
Un momento muy emotivo abarcaría la noche en palabras de Lila: “le pusimos a este concierto La Curación, ustedes son la curación y yo les agradezco y agradezco a la música tenerla, para poder darme la fuerza de esta vida en la que me encuentro orgullosamente contenta con la familia y con ustedes que son mi familia de la música, muchas gracias”, justo antes de interpretar, precisamente, La Curación.
Llegaría el momento del primer invitado a compartir la voz y este sería Joss Favela con Te Hubieras Ido Antes, coautoría del señor Luciano Luna, momento que arrancó las lágrimas de algunos, pero no sería el único, ya que volvería después de «Dos Corazones» y La Cigarra» para una canción más con Lila Downs, quien ya lucía un nuevo
atuendo en blanco brillante y entonarían «En el Último Trago» del maestro José Alfredo Jiménez.
Con el tema Viene La Muerta, llegarían al escenario un par de Catrinas, una de ellas sería La Catrina Salmantina, famoso personaje de las redes sociales, quien acaparó parte de la atención de la noche. Zapata Se Queda y la aclamada Cumbia del Mole, darían aviso del final, para que Cariñito cerrará con broche de oro, porque en palabras de la señora Lila Downs “sin cariñito, no hay vida”.
Pero sabemos bien que no fue el final de finales y al grito de “otra, otra, otra”. regresaría al escenario para decir “tengo el privilegio de decir que cuento con grandes aliados y cómplices en la música… y tuve esta cercanía con este querido amigo, músico, artista, un talento de España, de una zona del norte de España” palabras que recibieron a Rodrigo Cuevas en el escenario para cantar una linda versión de «La Llorona», tradicional en cualquier evento de Lila. Finalmente, la noche concluiría con Naila y Mezcalito.
Y una vez más, no fue el final, porque la fiesta seguía, pero ahora al ritmo de La Ronda Machetera, formada por los hermanos del difunto Celso Piña y por Pato Machete, ex Control Machete, quienes le imprimieron todo el sabor a la noche con «Cumbia Sobre el Río», para después invitar a la señora Lila Downs al escenario y dedicarle de manera especial Reina de Cumbias, quien a su vez invitaría a bailar con ella a Mariana Seoane. Cumbia Poder también retumbó en el recinto para cerrar ahora sí, en verdad, con su versión de Comprendes, Méndez.
Mi momento favorito de la noche fue, cuando en la zona de prensa, todos los compañeros que quedaban bailaban y cantaban felices con «La Ronda Machetera», me atrevo a decir que lo disfrutaron, incluso más que a la misma Lila Downs, bien por ellos que se olvidaron un poco de la nota para disfrutar del bailongo.