Por: Dali Berdejo
Fotos: OCESA / César Vicuña
Seamos honestos: Todo aquel que posea la capacidad de leer por cuenta propia la presente nota, podría reconocer al menos un hit de The Strokes al escucharlo en el ambiente (Por ejemplo, tú).
No importa si su música sólo nos incita a balancear tímidamente un pie mientras tarareamos con vaga precisión algún verso. Tampoco importa si, por el contrario, recitamos cada partícula de su soundtrack con prodigiosa entonación y pronunciación, respetando minuciosamente la posición y duración de cada nota. En realidad no importa, pues ambos caminos confirman una misma premisa: Todos conocemos a The Strokes.
Así de influyente y contundente fue su legado sobre los tiempos donde el Indie rock gobernaba la tierra… ¿lo recuerdas?
Sin embargo, la extensa historia de la humanidad insiste en presentarnos con indiferente frialdad numerosos registros de una incómoda tendencia que recita lo siguiente: tanto en la música, como en las diferentes expresiones culturales y políticas conocidas, es bien sabido que todos los imperios nacen, se elevan a una cúspide, y terminan por declinar ante un inminente periodo de decadencia.
Y precisamente en este contexto de intriga se sitúa la siguiente pregunta: ¿En qué etapa vital se encuentra la banda de Casablancas? Por supuesto, solo un show en vivo podría ser lo suficientemente sensato para ofrecernos tan ansiadas respuestas.
El Foro Sol es una entidad caprichosa que no cede el paso a cualquier agrupación. No se sacia tan fácilmente.
Pero a sabiendas de la magnitud del examen, ofreció al conjunto de Nueva York una oportunidad para aclarar dudas pendientes frente a uno de los públicos más exigentes.
Así, el pasado jueves 19 de mayo, la capital mexicana recibió con los brazos abiertos a una de las bandas que más nostalgia de adolescencia producen sobre el colectivo: The Strokes.
Nada fácil fue la tarea de Mac Demarco al inaugurar un impaciente escenario que ya saboreaba la aparición de sus headliners desde las afueras del recinto. Sin embargo, a través de temas como “On The Level” y “Salad days”, ofrecieron al público un potente y habilidoso tranquilizante de armonías psicodélicas y melancólicas, que consiguieron mantener a raya la sagrada paciencia de la inquieta asistencia.
Más adelante, War on Drugs, en asombrosa sincronía con sus antecesores, se plantó sin temor frente al enérgico atardecer capitalino para amasar los últimos detalles de la naciente velada, prometiendo con su dinámico descaro musical el porvenir de un concierto inolvidable.
El escenario fue preparado con delicada paciencia artesanal, tal como lo merecía el fan.
Y por fin, alrededor de las 9:30 pm, The Strokes se manifestó rodeado de una entrañable aura de jovialidad para debutar con “Bad Decisions”, que encendió instantáneamente hasta la más escéptica de las almas ahí presentes.
Sin dar tregua ni respiro alguno a los gritos de asombro, uno a uno desfilaron los temas que hicieron olvidar por 2 horas de show todas las dudas sobre la calidad y vigencia de la banda. “Juicebox”, “Reptilia” y “New York City Cops” incitaron ferozmente al Foro Sol y a su asistencia a saldar todas las deudas del pasado, para firmar un nuevo acuerdo de paz, o mejor dicho aún, para sellar un nuevo acuerdo de rock.
¿La opinión general del show? : “Sí, acabamos de ver a los auténticos Strokes”
Y así, el (re)enamoramiento del público mexicano se consumó.
The Strokes eligió con valor un escenario ideal para demostrarle al mundo de lo que es capaz, y no defraudó ni un minuto.
¿Cuál es el estado actual de la banda? La respuesta fue, es y seguirá siendo: una leyenda del Indie para la posteridad.
Todos aquí conocemos al menos un hit de The Strokes (Por ejemplo, tú) y por muchos años recordaremos con jubiloso orgullo la noche de su redención en el Foro Sol.