Por: Maggs Granados 

Si alguien me hubiera explicado lo que me encontraría la noche del sábado en el Foro Puebla, creo que no lo hubiera creído o mucho menos entendido, había que vivirlo sin duda.

Y es que esa noche me di a la tarea de escuchar y vivir el primer concierto en México de Good Kid, banda canadiense de indie rock, pop punk, una cosa medio ecléctica, que me sorprendería bastante. Yo nunca me niego o me privo de conocer bandas o brincar entre géneros, pero lo que no había contemplado, es que la mayoría del público de este quinteto serían adolescentes.

Todo muy puntual, a las 8:00pm la encargada de calentar motores esa noche fue Andrea Martínez, mejor conocida como Andru, compositora, música y productora orgullosamente mexicana, quien se ganó el corazón y admiración de los ahí presentes, demostrando que no es ninguna improvisada y que su ritmo es un vaivén entre dream pop, R&B y rock alternativo. Es una chica verdaderamente talentosa a quien habrá que seguir muy de cerca.

Según lo previsto y después de algunos minutos de espera, porras, gritos y uno que otro chiflido, bajo el coro del público que cantaba ¡Atrápalos ya! de la serie televisiva Pokemón, aparecieron estos 5 chicos entre la penumbra y los gritos de todos los ahí presentes. Terminó la canción y de inmediato, y con toda la energía que los caracteriza, Nick en la voz, Jacob en la guitarra líder, David en la segunda guitarra, Michael en el bajo y Jon en la batería, arrancaron la noche con “No Time to Explain” y vaya que Good Kid no tenía tiempo de explicar, todo se decía sobre el escenario.

Los gritos y la energía del público que en su mayoría eran adolescentes, era increíble e incontenible. Frente a mí había una pareja de chicos que todo el concierto charlaron en inglés. A mi derecha, los papás y mamás que fungieron de “chaperones”, hacían su mejor esfuerzo por mantener la sonrisa en el rostro al ver la alegría y emoción de sus hijos, aunque también hubo muchos que se rifaron el físico como los grandes y estuvieron en medio o hasta adelante, para que sus chavos disfrutaran al 100.

Volviendo a Good Kid, al terminar la primera rola, Jacob regaló unas palabras en español ante la emoción de todos ahí, aunque terminó aclarando con un simpático sarcasmo “obviamente no estoy leyendo esto de una hoja de papel”. Los gritos pidiendo canciones no cesaban y así se darían paso “Alchemist”, “Bubbly”, “Tell Me You Know”, “Down with the King”, “Witches”, “Slinghot” y “Break”. Debo decir que en ningún momento bajó la energía, ni mucho menos la calidad de esta banda originaria de Ontario.

Llegó el momento en que la banda salió del escenario y dejaron únicamente a David al micrófono y guitarra, quien daría el más hermoso discurso posible en español, aunque aclaró que su español era terrible, pero que su familia es de Argentina y él nació en Canadá. La canción que presentó y cantó dijo que se trataba sobre las largas distancias y sobre la familia y se la dedicó a su madre, abuela y hermanas. Así llegaría el turno de “Second Rate Town”. Al finalizar esta canción Nick mencionó que era cumpleaños de David, así que sacaron un pastel para cantarle las mañanitas, echarle porras y sumergir todo su rostro en él con la clásica y mexicana mordida. David fue gratamente sorprendido y fue otro momento atesorado por los ahí presentes.

La noche y la música corrían, sonaban: “Nomu”, “Premier Inn”, “Ground”, “Osmosis” y “Atlas”. La noche se acercaba a su fin y Good Kid aprovechaba el momento para comentar que hace 8 años cuando iniciaba la banda, los primeros fans que tuvieron fueron mexicanos, México fue el primer país al que le gustó su música y que era fabuloso contar con su presencia esa noche. Tanto Michael como Nick tuvieron sus momentos para también hablar en español apoyados por sus notas en su celular el final estaba muy cerca.

Sonarían “Dance Class”, “Aloe Lite” y “Summer”, para el conocidísimo “otra, otra” que llegaría con “Madeleine” en versión acústica de Jacob, “From the Start” y finalmente “Mimi’s Delivery Service” y cuando parecía que era el final, el quinteto saldría a bailar una canción y finalmente tocar dos canciones más que ni siquiera estaban contempladas en el “set list”.

Creo, sin temor a equivocarme, que la mayoría de esos fans adolescentes salieron sumamente satisfechos, aunque algunos se los llevaran antes del final o aunque otros no se enteraran de las últimas dos canciones.

Si son papás de adolescentes o tienen hermanos menores, déjenme decirles que sí hay una gran variedad de oferta en la música para ese público, no dejen de acompañarlos y alentarlos para descubrir nuevos sonidos.