Endorfina Cultural

La adicción que necesitas

El Tecate Emblema arranca con una fiesta de nostalgia, baile y emociones

Por: Óscar Quintero 

El Tecate Emblema no falló: la edición 2025 del festival arrancó con una primera jornada vibrante, cargada de nostalgia, euforia y mucha, pero mucha música para bailar. Desde el primer acorde hasta la última luz del espectáculo, el ambiente fue tan electrizante que resultaba imposible quedarse quieto.

La tarde comenzó fuerte con CD9, la boyband mexicana que conquistó a miles desde su formación en 2013. Su presentación en el Kia Stage fue todo lo que los fans esperaban: energía desbordante, coreografías precisas y una conexión innegable con el público, que coreó cada una de sus canciones como si el tiempo no hubiera pasado.

Pero no hubo respiro: apenas terminó CD9, corrimos —literalmente— hacia el «Tecate Main Stage» para dejarnos llevar por los sonidos globales de Sofi Tukker, el dúo neoyorquino compuesto por Sophie Hawley-Weld y Tucker Halpern. Con su mezcla de electrónica, tropical house y una vibra completamente desinhibida, Sofi Tukker nos recordó que bailar también es un acto de libertad.

La nostalgia se adueñó del festival con la llegada de The B-52s y su inolvidable «Rock Lobster». Bastaron unos segundos para que toda la explanada se convirtiera en una pista de baile atemporal. Fue un viaje directo a los 80, con pelucas imaginarias, pasos frenéticos y sonrisas en cada rincón.

Más adelante, las emociones tomaron forma de coro colectivo con las presentaciones de Morat y Mau y Ricky. Sus canciones, tan corearles como entrañables, provocaron que los asistentes cantaran a todo pulmón, creando un momento íntimo entre miles de personas que no se conocían, pero que compartían cada verso como si lo hubieran vivido juntos.

Y cuando parecía que el cansancio podría ganarnos, el festival tenía guardadas sus cartas más bailables: Patrick Miller, Purple Disco Machine y el gigante David Guetta cerraron la noche con una dosis de beats, luces, visuales y drops que se sintieron en cada fibra del cuerpo. Nadie se fue sin bailar. Nadie se fue sin vibrar.

El Tecate Emblema demostró que la música no solo se escucha: se vive, se canta, se grita y, sobre todo, se baila. Y si este fue apenas el primer día, no podemos esperar a ver lo que el festival nos tiene preparado para mañana.

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