Por: Óscar Quintero
Fotos: OCESA / Jose Jorge Carreón
El pasado 10 de septiembre, el Lunario del Auditorio Nacional se convirtió en un refugio para quienes buscaban algo más que un simple concierto. Torreblanca, uno de los nombres más innovadores del post pop mexicano, ofreció una presentación íntima y poderosa que llevó a los asistentes por un recorrido entre la melancolía, la euforia y la introspección.
El espectáculo no tardó en envolver al público. Desde los primeros acordes, el cantante tejió un universo sonoro donde cada instrumento parecía dialogar con la emoción de los presentes. La velada alcanzó momentos únicos, como cuando Mariel Mariel apareció como invitada especial para interpretar ¿Qué esperas?, un dueto que desató la ovación general.
La magia continuó con temas como Cuánta voz, 1000 fantasmas y Parece Navidad, este último cargado de un aura nostálgica que dejó a más de uno con la piel erizada. Sin embargo, el clímax llegó con «¿Y qué?», una interpretación que rindió homenaje al Príncipe de la Canción y que, entre aplausos y voces coreando, se convirtió en el instante más conmovedor de la noche.
Entre lo nuevo y lo clásico, Torreblanca también presentó su más reciente sencillo, «Sylvia Plath», un tema hipnótico que nació bajo una superluna y que ya se ha convertido en favorito del público. Su capacidad para oscilar entre la luz y la sombra, lo delicado y lo intenso, confirma el talento de un músico que no teme experimentar.
Con una trayectoria que comenzó en 2010 con el EP Defensa, Torreblanca ha logrado consolidarse como un referente de la música alternativa nacional, con reconocimientos como su nominación a los Indie-O Music Awards y colaboraciones junto a Natalia Lafourcade y Denise Gutiérrez (Hello Seahorse!). Además, su obra ha trascendido escenarios musicales, llegando incluso al teatro en la Ciudad de México.
La presentación en el Lunario fue más que un concierto: fue una experiencia sensorial, un recordatorio de que la música puede ser un espejo del alma y un espacio de conexión colectiva. Para quienes estuvieron ahí, la noche de Torreblanca será difícil de olvidar.