Por: Óscar Quintero
Fotos: OCESA / César Vicuña
Una velada llena de emociones suaves, arreglos precisos y un groove irresistible, fue la que ofreció NAFTA en su esperada presentación en el Lunario del Auditorio Nacional. Con una puesta en escena impecable, la banda argentina conquistó al público mexicano con una fusión de soul y R&B que acarició cada rincón del recinto.
Encabezados por Magamo —voz, guitarra y pluma detrás de las composiciones—, el sexteto logró generar una atmósfera íntima y envolvente. Lo acompañaron Abril Olivera y An Espil en los coros, Simón G en teclados, Tomás Sánchez en batería y Bryan Vainberg al bajo; varios de ellos también integrantes del colectivo Militantes del Clímax, lo que añade una capa de versatilidad y experiencia a la propuesta sonora de NAFTA.
Durante la noche, el público se dejó llevar por joyas como “Ándate”, “En algún lugar + Ilusión” y “Vení Mirá”, entre otras piezas que mezclan sensibilidad, estilo y mucha personalidad. Cada interpretación fue recibida con ovaciones y cánticos por parte de una audiencia que no dudó en corear el nombre de la banda, agradeciendo la conexión genuina que se sintió desde el primer acorde.
Nafta no solo demostró que tiene un sonido distinto y sofisticado, sino que confirmó que su proyección va mucho más allá de fronteras. Si algo quedó claro en esta presentación es que la banda está lista para seguir creciendo y ocupar un lugar privilegiado en la escena musical latinoamericana.