Hablar sobre Javier Corcobado no es fácil. No sólo porque su carrera sea tan increíblemente extensa o porque haya trabajado en (casi) todas las disciplinas artísticas, sino porque ha alcanzado un nivel de inspiración y de sabiduría que es difícil de explicar o incluso de resumir en un breve texto.
Hace ya treinta y tres años que él revolucionó, al frente de Mar Otra Vez y sus siguientes proyectos, el rock en este país, aún muy comprimido en los sonidos de la Movida, e incluso lo trasladó a México, donde llegó a vivir un tiempo y marcó el camino a otros artistas españoles como Bunbury o Nacho Vegas.
Javier Corcobado llevaba unos siete años sin publicar un disco «en serio» u «oficial», como se suele decir. Sí, habían aparecido distintas colaboraciones o volúmenes de versiones. También se editó «Los estertores de la democracia», que en realidad eran algunos cortes extraídos de su faraónica «Canción de Amor de un Día». Y seguro que hizo más cosas. Entre ellas, novelas y poemarios.
Pero nada parecido a este impresionante y singular «Mujer y Victoria» (Lp. Industrias Bala / Gran Sol, noviembre de 2016). Por fin, un disco pensado y concebido como tal.
«Mujer y Victoria» se grabó el pasado verano en Valencia, en los estudios Stardust, con Sergio Devece a los mandos compartiendo la producción artística junto a Javier, y muestra el que es probablemente el mejor disco de la historia de Corcobado, acompañado de unos músicos sobresalientes y engrasadísimos: Julián Sanz, Juan Pérez Marina, Jesús Alonso y el propio Sergio.
De la dulzura de «Niña preciosita» a la locura eléctrica de «Apotemnofilia». De la bossa al rock más agresivo. Del susurro al grito desgarrado y desgarrador. Siempre con Corcobado entregándose y exhibiéndose como nunca y en todas sus facetas. Y dominándolas. No es madurez, es grandeza. Y amor, mucho amor, el eje sobre el que gira y crece el disco: «Sin corazón no hay pensamiento, sin corazón no hay nada», dice; o «La alegría que me da el amor me ha devuelto todo el candor». Hasta concluir con la victoria de la mujer: «De la mujer será la Victoria y así la felicidad será más duradera».
Corcobado ha vuelto. Y en mejor forma que nunca. Disfrutadlo. Sufridlo. Gritadlo.