Por La Yeka Padilla
Fotos: OCESA / Liliana Estrada

Después de que la Chilena, ahora nacionalizada mexicana, se dedicará a la maternidad, regresó a los escenarios, como ella misma lo dijo, en otra faceta, más madura.

Así lo demostró con su presentación en el Auditorio Nacional, el cual dividió en tres actos, y acompañó cada uno con cambios de vestuario, donde incluyó pelucas y vestidos al estilo Mon Laferte, con un aire retro, rockabilly.

Casi a las 21:00 horas, el Auditorio Nacional apagó sus luces, y los gritos acompañaron la melodía del cantante Raphael, “Yo soy Aquel”, mientras su banda sonora, se acomodaba entre trompetas, bombos y teclados. Al centro apareció Laferte, para interpretar, “Aunque te mueras por volver”, “Tormento” e “Invéntame”. Dijo sentirse conmovida, nerviosa, y se sinceró, diciendo que no podía ni cantar de la emoción, pero la verdad, es que lo hizo muy bien y eso nos conectó con ella.

El show que preparó para la noche, incluyó un poco de actuación, en videos que se proyectaban en las pantallas del Auditorio, mientras ella aprovechaba para cambiarse de ropa. En una de las proyecciones apareció el actor mexicano Alejandro Speitzer, y eso prendió a los asistentes; mucho baile, en el segundo acto la cantante nos demostró lo bien que baila el Tango, pero además sus buenos pasos de rumba, vistió un traje negro, camisa blanca, corbata negra, medias, tacones y una peluca de cabello corto. Para la segunda parte de su concierto, eligió temas como: “Vuelve por Favor” y el clásico francés “La vie en Rose”.

Por un breve momento se fue la luz en el Auditorio, pero eso ayudó para que Mon interactuara con su público, habló de lo que una madre trabajadora enfrenta, ante épocas como la lactancia, “antes de salir a cantar, estaba dándole de comer a mi hijo, anda, ya es hora”, dijo.

La noche se tornó más bohemia y sentada en un banco al centro del escenario, mandó un mensaje conmovedor con “Crying Diamond”, tema que dijo ser una confesión para ella, y que le costó mucho trabajo escribirla por el mensaje que lleva la canción “esto es algo que no debería haber vivido nunca, y no debería vivir nunca ninguna mujer, ni ninguna niña”. La canción habla sobre una violación.

Para el tercer y último acto, apareció con el mejor atuendo de la noche, un vestido al estilo de los años 50s, rojo de charol, que completó con unos largos guantes del mismo color, un look que sin duda ha caracterizado a la cantante desde sus inicios. Engalanada como las actrices de la época de oro, apareció en el recinto de Reforma, para cerrar con los grandes éxitos “Tu falta de querer” y “Mi buen amor” temas con los que se dio a conocer en México, la chilena.

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