Por: Óscar Quintero
Fotos: OCESA / Santiago Covarrubias
La noche del 31 de agosto quedará marcada como el momento en que Emilia Mernes selló su nombre en la historia del pop latino en México. La artista argentina, convertida en fenómeno global en tiempo récord, cerró su «Emilia Tour» 2025 con un concierto desbordante de energía en el Auditorio Nacional, donde más de 8,500 personas se entregaron por completo a su música, sus coreografías y su brillo inagotable.
Desde el inicio, el “Coloso de Reforma” vibró con luces neón, pantallas multicolor y una estética dosmilera que hizo viajar a los asistentes entre nostalgia y modernidad. Emilia apareció sobre el escenario con la seguridad de quien sabe que está viviendo un momento histórico: apenas el año pasado tocaba en foros medianos y ahora llenaba uno de los recintos más emblemáticos de América Latina.
Un arranque explosivo
Sin preámbulos, Emilia abrió fuego con un bloque de hits imparables: Exclusive, Facts, 4:20, Jagger y Jet Set. Cada canción era un disparo de adrenalina, mientras el público respondía con coros ensordecedores y olas de luces que transformaron la sala en un océano de emoción.
El ritmo no decayó cuando llegaron Iconic y Ojitos Verdes, piezas que confirmaron por qué la argentina se ha convertido en la nueva embajadora del pop urbano en la región. La puesta en escena, cargada de visuales impactantes y coreografías precisas, convirtió la tarima en un tablero digital que nunca dejó de sorprender.
Un encuentro íntimo con sus fans
Más allá del espectáculo, Emilia dejó claro que su conexión con la gente es auténtica. En un gesto poco común en shows de esta magnitud, se tomó cerca de diez minutos para leer carteles, responder mensajes y agradecer a quienes la han acompañado en este ascenso meteórico. Entre los momentos más tiernos, recibió una muñeca tejida con su figura que abrazó y guardó con cariño.
Incluso hubo espacio para un segmento único: un grupo de fans seleccionados por sus atuendos —réplicas brillantes de los looks de la cantante— subió al escenario para vivir junto a ella una de las partes más virales de la velada.
Un fenómeno generacional
El público, compuesto mayoritariamente por mujeres jóvenes, convirtió la noche en una fiesta colectiva. Brillos, plataformas, sombreros y botas plateadas fueron parte del dress code espontáneo que reflejaba la influencia de Emilia más allá de la música.
Canciones como Mi Otra Mitad consolidaron un setlist que mantuvo a todos cantando de principio a fin, en un clima que mezcló glamour, cumbia, pop y emoción pura.
De Nogoyá al mundo
Originaria de Nogoyá, Entre Ríos, Emilia comenzó su carrera como vocalista de Rombai y en pocos años ha construido un camino en solitario que la llevó de firmar con Sony Music Latin a convertirse en la sensación global del pop argentino. Su paso por México —con presentaciones en Monterrey, Guadalajara y este cierre en CDMX— confirma que su popularidad no solo crece: se multiplica.
El Auditorio Nacional fue testigo de un espectáculo que no solo celebró música, sino también comunidad, identidad y empoderamiento. Emilia no solo reventó un foro icónico, también dejó claro que está destinada a liderar la nueva ola del pop latino.