De tanto en tanto aparecen en la cartelera musical de la Ciudad de México, algunas leyendas extranjeras a las que hay que ver al menos una vez en la vida, tal es el caso del escritor, actor y músico Nick Cave; un poderoso individuo que nació en Australia, que desde los años ochenta ha revolucionado la escena al lado de su inmortal banda The Bad Seeds.

A diferencia de otros músicos, Nick Cave se ha mantenido fiel a sus orígenes. En sus creaciones melódicas todavía se escuchan destellos del rock gótico, del jazz, del Funk. Por su parte sus letras, como desde el inicio, aún son protagonizadas por cierto lirismo oscuro que deambula entre lo violento y lo erótico.

Sus canciones se han reciclado con el tiempo, y mientras algunos intentan meterlas en la misma categoría que están las composiciones de Leonard Cohen o Tom Waits; otros, tal vez sus seguidores más fieles, insisten en que lo peor que se puede hacer con la asombrosa obra de este autor es ponerle un género, es comprarla.

Sin embargo, en lo que todos están de acuerdo es que basta escuchar los 16 discos que Cave ha dejado para la historia, para saber de primera mano todo lo que es la grandeza. Ser testigos del estrafalario mundo de un creador que usa los instrumentos y la poesía para meternos en atmósferas míticas, llena de humo de cigarros y madrugadas.

Dicho lo anterior, es estupendo anunciar que el gran Nick Cave & the Bad Seeds regresará en octubre  a la CDMX, tras cinco años de ausencia, para dar un recital en el Pepsi Center WTC. Hay que destacar que hasta ahora este evento sólo se ha presentado en Europa y en Estados Unidos y en cada ocasión ha roto récords en lo a venta de localidades se refiere.

Dicen los que ya vieron al grupo tocar en vivo que este evento es simplemente una experiencia apoteótica. Un concierto intenso, en el que los asistentes pueden experimentar todas las sensaciones en un mismo momento, ¿será cierto?

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