Por: Maggs L. Granados
Fotos: OCESA / César Vicuña

Sí, justo así como se lee. La noche del sábado pasado nos dimos cita en el Pepsi Center, alrededor de 8 mil almas para el tan esperado show en solitario de Austin TV, después de 10 años de ausencia, show que por cierto agotó entradas.

El arribo al recinto era un verdadero mercado, en el mejor sentido de la palabra. La venta de artículos alusivos a la banda me tenía con la boca abierta, no sólo playeras y sudaderas, sino también bolsas, antifaces, tazas, calcomanías y tooodooo lo que se les pueda ocurrir. Había para todos los gustos y sobre todo, para todos los bolsillos. Se veía llegar a los fans ataviados con sus mejores máscaras o antifaces, con playeras de hace varios ayeres, pero sobre todo, con la seguridad de que su banda les llenaría el
alma.

Siendo las 9:00 pm el lugar estaba casi abarrotado, la gente estaba súper ansiosa, como si hubieran tenido que esperar más de 10 años para ver a su banda favorita volver. Gente de todas las edades y más notorio aún, de toda clase social se dio cita para ser parte del Rizoma, concepto filosófico y también nombre del reciente material de Austin TV.

Minutos más tarde y como previo a su aparición, se proyectó en pantalla un vídeo parecido al compartido en el Vive Latino, hablando o explicando como todo o todos somos parte de un total, de un todo y así entre luces azules y moradas, con un visual espectacular llegarían los 5 integrantes de esta banda que sostiene con orgullo esta frase de “Tu cara no importa, importas tú” y ahí empezaría un romance de principio a fin con su público, iniciando con “De la Orquídea y la Avispa”, para seguir con
“Roy Rogers” y posteriormente “Caballeros del Albedrío”, rola que daría paso a las primeras palabras de la noche por parte de Chiosan, quién mencionó lo felices que estaban de volver.

Los gritos de “Oe, oe, oe, Austin, Austin” se escuchaban constantemente, también los gritos de emoción al iniciar cada rola y lo que más me gustó, la gente cantaba todas estas rolas sin letra y sí, ya sé cómo se lee eso, pero así era, la gente cantaba, cada uno a su forma y a su sentir y era algo espectacular, nunca antes visto por mí y justo antes de interpretar “Reflejo Infinito”, Rata (bajista de la banda) comentó sobre la importancia de la salud mental, sobre el dar y pedir ayuda y sobre como los que ya no están, siempre nos acompañan.

Momento de mención especial cuando un trío de cuerdas llegó al escenario para acompañarlos en “Más que a nada en el mundo”, “Lattice” y “Voló al cielo”. Yo miraba alrededor y la gente reía, lloraba, se abrazaba, gritaba, todos siendo parte del Rizoma, tal y como Austin lo había imaginado.

Después de un curioso intermedio como en el cine de antaño, volvieron estos 5 seres, pero ahora ataviados con máscaras de hojas secas que nos harían recordar la época del “Fontana Bella” y traerían consigo, algunos de los éxitos que todos esperaban: “Ana no te fallé”, “El Secreto”, “Su Nombre es el Tuyo”, entre otras y “Shiva”, rola que sería una invitación de Totore para que se armara el slam y la gente le respondiera con toda la energía contenida en 10 años de espera.

Una última pausa llegó y trajo de vuelta a 4 de los cinco miembros, pero ahora con la clásica máscara de conejo llegando así el momento final de la noche, para también aparecer, pero en traje completo de conejo Xna Yer, baterista de la banda, quien incluso bajó del escenario a disfrutar del Rizoma, fueron “Hazme Sentir”, “Rucci”, “Ella No Me Conoce” y “Cisne de Pan”, las encargadas de cerrar de manera memorable esta noche, que para muchos, no tendrá igual.

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