Por: Erika Mo
Fotos: Óscar Villanueva Dorantes/Cortesía
Una gran festividad fue la que presentó el día de ayer el grupo colombiano Monsieur Periné en el escenario del Plaza Condesa. Alrededor de dos horas, los músicos irradiaron talento, alegría y un notable agradecimiento con los fans mexicanos (y uno que otro colombiano) que se dieron cita desde las 20 hrs. para disfrutar el suin a la colombiana, como la banda se autodefine.
Con unos cuantos minutos de retraso, las luces del lugar se apagaron y poco a poco cada uno de los integrantes de Monsieur Periné fue tomando su lugar y ejecutando su instrumento, mientras que lentamente dieron pie a una hermosa melodía instrumental. Al término de ésta, hizo su aparición Catalina García, la guapa vocalista, quien homenajeando a la tradición mexicana de día de muertos, salió maquillada de Catrina y con largas trenzas, e interpretó Turquesa Menina y No hace falta, el obligado “Buenas noches, querido DF, es un honor estar en México” no se hizo esperar, el público, por supuesto, estalló en gritos y aplausos.
Continuaron con la famosa Sabor a mí y Nuestra canción, en la que invitaron al músico dominicano Vicente García, con quien grabaron la melodía en estudio. Cucú fue la primera que Catalina interpretó en francés. A partir de Lloré, comenzó la proyección de videos que acompañaron al resto de las canciones. La energía que la banda emanó con su música y baile contagió a todos y cada uno de los presentes.
Otras piezas notables fueron el bolero Déjame vivir (la cual interpretó el músico Santiago Sarabia), Suin romanticón, Tu m’as promis y La muerte. Uno de los grandes momentos de la noche fue cuando entró Natalia Lafourcade de la mano de Catalina para interpretar Cempasúchil; otro llegó cuando la vocalista habló sobre la importancia, orgullo y responsabilidad de ser latinoamericanos; de igual manera, pidió un aplauso a las mujeres y mencionó a la vida, tierra, energía y libertad como símbolos femeninos, lo anterior dio pauta a la folclórica Mi libertad.
Con Incendio, Nada puro hay y Huracán culminó la breve, pero exitosa presentación, en la que el público, en su mayoría jóvenes treintañeros, no dejó de corear cada una de las canciones, de sentir el espíritu de la danza y mover el esqueleto.