Cobertura por: Amaury Berdejo

Todos conocen la leyenda sobre los shows de The Hives y los más afortunados han tenido la oportunidad de verlo: una presentación explosiva y llena de una energía que no se extingue desde hace más de dos décadas.

La noche del sábado 12 de diciembre, en medio de la pandemia mundial, los integrantes de The Hives, se «desvelaron» y con una diferencia de 7 horas, transmitieron un show irrepetible para México desde su natal Suecia (8:30 pm México y 3:30 am en el país nórdico).

En punto de la hora citada, una toma abierta nos revelaba una calle oscura en plena madrugada, la toma avanzó por la acera y a lo lejos se comenzó a distinguir el sonido de una banda encerrada en una especie de garage. Después de un breve recorrido, el camarógrafo llegó finalmente al escondite de The Hives, donde un escenario armado con amplificadores apilados, reflectores blancos y la simbólica chamarra negra, «Mexico Is The Shit», descansaba justo a las espaldas del baterista Chris Dangerous.

El show comenzó estruendoso y potente con “Come On!”, seguida inmediatamente de “Main Offender”. Como siempre, la banda echando la carne al asador desde el primer momento, se podía apreciar a un Pelle Almqvist avispado e hiperactivo, como si aún tuviera 20 años de edad y nada hubiera cambiado desde aquella década dorada del indie rock donde con su segundo disco conquistaron a miles de seguidores que los acompañaron desde entonces.

“Walk Idiot Walk”  y “Go Right Ahead” continuaron con el show, que siempre alegra sin importar cuántas veces hayas visto a The Hives, pues se nota que además de seguir pasándola increíble en el escenario, la chispa e interacción entre ellos no ha muerto, a diferencia de otras bandas que al pasar los años se perciben cansadas de su relación interna.

Una luz neón con el nombre de la banda funcionó como detalle sutil, pero perfecto para dar atmósfera a este espacio que nos recordó por momento a esos cuartos donde se ensaya con tu primera banda o donde pasas el rato con tus amigos de la adolescencia, una habitación en realidad reducida donde hay que tocar casi hombro a hombro y en la cual se percibe ese aire de familiaridad y complicidad.

La presentación continuó con “Good Samaritan”, “Won’t be Long” y “I’m Alive”. Entre cada canción, Pelle hacía gala de sus perfeccionados dotes de frontman que lo han caracterizado a lo largo de los años como uno de los más excéntricos y carismáticos del rock indie internacional.

Shows así de disfrutables pasan muy rápido, por lo que el final de la noche nos reveló el estreno de “Paint a Picture” y el cierre con la poderosa “Tic Tic Boom”. Un show directo, redondo, que es exactamente lo que esperas pero también te deja con ganas de más, siempre explosivos, siempre sonrientes, The Hives regaló a México una madrugada sueca con entrega total.

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