Por: Ángel Santillán
Fotos: Daniela Arana

La elocuencia, lo desquiciado y una locura frenética se empalma con el talento, la clase y lo inesperado de no saber qué ocurrirá con toda esa mágica repercusión de sonidos que estará por estallar sobre el escenario de un lugar tan mítico como lo es el Multiforo Cultural Alicia, un recinto que siempre ha arropado las distintas vertientes de la música naciente en este país.

Tras el frío otoño que inunda la Ciudad de México con sus aires que erizan la piel al contacto, en compañía también de los autos corriendo en Av. Cuauhtémoc, la noche del 26 de noviembre veía surgir un evento donde propuestas de este país, más temprano que tarde, verán el amanecer cada vez más cerca, y con ello, los oídos y los ojos de más personas quedarán perplejos ante sus actos.

Y es que es imposible sacar de la cabeza el performance de baile por parte de Aleta musicalizado con el ecléctico e hipnotizante set de Auklerg, con controlador, sintetizador y guitarra en mano. Arte en todo su esplendor que se podía palpar con los sentidos, siendo un auténtico deleite escuchar y verlo.

Con todo y el atraso de su hombre en los metales ante esta caótica ciudad que llega a quebrar tiempos, los veracruzanos Monotonía, regresaron por tercera vez con sus encantadoras piezas psicodélicas en directo, su carisma y su dulce personalidad que hace querer saber más de ellos en meses futuros donde sin duda seguirán dando de qué hablar musicalmente.

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«¿Y estos quiénes son?»; me preguntaba al leer en el flyer, Demencia Infantil. «Gran nombre para una banda, es agresivo y provocativo»; a continuación también pensaba.

«Qué chido que viniste. Ojalá te guste este pedo», me decía a las afueras Sebastián, el bajista de los Demencia a quien conocí aquella noche tras una charla días antes por Instagram y ser invitado por él, así, sin conocernos, conectando sólo por la música. No sabiendo que estos chicos no sólo tenían un gran y agresivo nombre como banda, si no también un gran y agresivo sonido donde cada persona sobre aquel escenario se destramparon y transformaron en unas bestias. Algo brutal para una banda sin ninguna canción colgada en alguna plataforma digital, vaya, ni si quiera en Bandcamp los podemos encontrar. Con apenas 81 likes en su página de Facebook pero con una tendencia enorme para ser la próxima gran cosa de este país. Se los firmo.

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Coqueta traía la añoranza y los sueños sucios y progresistas de finales de los setenta con el avant-garde y el proto-punk en su acto que venía cubierto por drum machine, sintetizadores y guitarras en entera distorsión para enfatizar las profundas voces de sus dos intérpretes, trayendo consigo los elementos del noise y la electrónica de la vieja Nueva York y sus barrios.

Y hablando de barrios, para el gran cierre que se avecinaba, solo por «Barrio de Tepito» se les conoce a este ensamble jazzístico de punk (por buscarle algún término nada más). Y es que sí, realmente son un ensamble con sus dos saxofones, una guitarra, un bajo, un sintetizador y una batería que construye el armamento para la descarga de ruido bien sustentado por músicos de primera que corroboraban los buenos rumores de la poca gente que los ha visto en vivo, y que ahora, su servidor redactor les confirma: son uno de los mejores y más impresionantes actos que tenemos en México en el movimiento underground.

Al final, las impresiones son de suma alegría con cada uno de los shows por parte de este cartel lleno de desconocidos que juntaron sus nombres en un evento que a la larga, con el paso del tiempo, pasará a la anécdota y memoria de los afortunados que estuvimos ahí.

El 2022 será el año elegido para todos ellos. Recuerden estas palabras.

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