Por: Amaury Berdejo

Un ensamble de cuerdas que se va construyendo por capas y va creando una atmósfera sin lugar a dudas íntima, generando el espacio para que una voz conocida aparezca en escena y nos conquiste palabra a palabra con un discurso sincero.

El «Don de la Ternura» es la segunda entrega del próximo disco de Nacho Vegas tras La flor de la manzana. En una época en la que casi todo es polarización desbocada, con poco espacio para lo que no es extremo o rotundo, Nacho Vegas le canta a algo que navega entre diferentes emociones, sin pertenecer a una u otra.

Porque la ternura quizá es, como dice Raymond Carver en el verso que inspiró esta canción a Nacho, un don, y un lenguaje innato de las almas sensibles, una forma de iluminar el dolor, la soledad o la alienación, cuando despierta en nosotros gracias al encuentro con seres afines.

Con una melodía que nos mece como un mar en calma desde el principio de la canción, Nacho despliega una historia de aislamiento y dolor en la que ese don de la ternura surge para convertirla en compañía y redención.

En palabras del propio Nacho “tras detectar el sarcasmo cruel, que puede llegar a rozar el cinismo, que se percibe en redes sociales y en conversaciones cotidianas. Cuando pasan cosas como las que hemos vivido últimamente, piensas que vamos a aprender de ello. Y sin embargo ves que no, que nos cuidamos muy poco. Que deberíamos tratarnos mejor. No cuidarnos es fracasar, de algún modo. Y, aunque todos somos algo mezquinos, tenemos que luchar por dejar de serlo.”

Con dos décadas de trayectoria cumplidas este año, Nacho Vegas, músico y escritor, es una de las voces más respetadas en el ámbito de las músicas populares tanto en España como en América Latina.