Por: Ángel Santillán
Fotos: David Casarrubias @casarrubiasd

Cambio repentino de locación en la misma semana, frío, lluvia, lodazal por doquier y camiones del transporte gratuito que se perdieron por quién sabe dónde. Pero entre todo eso, un paisaje bastante lindo entre árboles y cerros del bosque, cartél inamovible del festival y un gran punto de encuentro de amigos para disfrutar de mucho psych-rock en un nuevo venue ubicado en Huixquilucan, Estado de México.

Así fue la segunda edición de Hipnosis con los australianos King Gizzard And The Lizard Wizard como headliners, pero con una alineación debajo de ellos que no se quedó atrás en cuanto a brindar un espectáculo de nivel mayúsculo. Empezando por la escena local con los regios Sgt. Papers y un garage rock brutal al comienzo del día, con Build A Vista desde Ciudad De México y la serenidad de su estilo hippie setentero, o también el sonido bestial de San Pedro El Cortéz directos desde tierras tijuanenses, en una tarde que ya avecinaba la lluvia.

El flujo de llegada a las Caballerizas Huixquilucan, que es como se llama la nueva sede de Hipnosis (por lo menos este año) fue algo lento debido al tráfico que se centrificó justo en el pueblito de Huixquilucan. Pese a eso, una vez llegando al lugar, el ambiente era fresco y sereno hacia la entrada. Un campo grande de pasto verde, y no muy a lo lejos árboles frondosos que sobresalían de la neblina, decoraban los sonidos finales del set de las australianas Stonefield, que en ondas de expansión se escuchaban por todo el terreno.

Boogarins

En el turno de los brasileños Boogarins, pequeñas gotas ya estaban a la caza de los festivaleros convocados a Hipnosis.

Con ritmos de bossa nova, jazz fusión y por supuesto muchos riffs de guitarra con líricas en portugués, Boogarins se ganó al público a base de una actuación maravillosa sobre el escenario.

La lluvia se detuvo unos minutos, y ya con el suelo de tierra transformado en charcos de lodo en el que fácil se iba el zapato a profundidad, los asistentes, cubiertos en impermeables recorrían el lugar a través de las distintas zonas del festival, para después, ya al caer el sol, encontrarse con DIIV en acción con uno de los actos más flojitos del día. Hay que decirlo.

OM y su stoner y mágico mantra musical, fueron el siguiente show. Ya con la noche sobre nosotros, la energía mística que esta banda emanó fue cósmica. Los años de experiencia se vieron reflejados tanto en ellos, como en Wooden Shjips y su espectacular live con el que invocaron la segunda (y más fuerte) lluvia del sábado. Gente refugiada en las carpas, en las zonas de mercancía oficial, en las zonas de comida, pero mucha otra más bailando en el trance que Wooden Shjips retumbaba con cada canción durante su lapso de tiempo.

La Caballerizas Huixquilucan se volvieron incaminables entre el lodazal que había por doquier. El lugar se convirtió en el mítico festival de Avandaro de los 70’s. Muchos sólo se dedicaban a estar reprochando sobre el venue; «¡güeeeeey! Está horrible esto!«, le decía una chica a su amiga mientras esperaban su turno para ingresar a los sanitarios. Mucha otra también sólo se enfocaba en disfrutar el momento entre amigos y buena música. Que creo yo, ese era el chiste.

Directos desde California, Allah Las regresaron a México para ser otro de los actos fuertes, pero con un jam más surf y melódico aligerando un poco la marea de stoner y krautrock con la que OM y Wooden Shjips habían ambientado.

La lluvia era ligera, y sinceramente ya a nadie le importaba un carajo mojarse (más). Quizá por las drogas. Quizá por el alcohol. O simplemente por el hecho de que vivir la experiencia de un festival, es eso, ir contra naturaleza para sentirte vivo.

Los neo-zelandeses Unknow Mortal Orchestra entendieron perfectamente eso y sólo dieron otro empujón de sensibilidad con sus temas, quienes por cierto, llegaron presentando algunos extractos de su nuevo disco Sex & Food. Para este punto, ningún alma ya se movió de su lugar. El momento estaba a punto de llegar, la primera vez que King Gizzard And The Lizard Wizard aterrizara en Ciudad de Méxi….. ok, Estado de México, al fin se daría.

King Gizzard & The Lizard Wizard

Stu Mackencie y compañía, con varios minutos de retraso, se subieron y comenzaron el escándalo más abismal de la noche, empezando duro desde el principio con Rattlesnake con la que se formó un mini slam en la parte de adelante del gentío. El set de los de Melbourne, Australia, fue imparable. Canción tras canción se soltaba a toda velocidad de riffs y dobles baterías, haciéndonos saber a todos los que estábamos ahí que su acto era una de esas cosas vitales para la existencia. Porque probablemente es muy temprano ahora, pero KG&TLW serán algo muy trascendental para la música actual y del futuro.

Y así, la segunda edición de Hipnosis se fue volando. Entre Noches Hipnosis y bandas que jamás pensamos vendrían a nuestro país por falta de alguna plataforma enfocada exclusivamente a la música psicodélica. Y si, tal vez en esta ocasión la logística del festival se salió de control con el lugar y algunas otras cosillas, pero la esencia y la alineación del cartel se mantuvieron. Supieron sacar la leña del fuego sin quemarse y eso se agradece bastante.

¿Qué sorpresas nos esperan para el próximo año en la tercera edición de festival Hipnosis? Aún ni lo sospechamos, pero ya las esperamos con ansias.

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